Rechazan en Wisconsin más de 100 mil personas la ley antisindical republicana. Las multitudinarias protestas, comparadas con las de Egipto.
Por David Brooks / Corresponsal / Periódico La Jornada
Nueva York, 12 de marzo: Decenas de miles de maestros, empleados estatales, granjeros con sus tractores, estudiantes, líderes políticos, dirigentes sociales y artistas inundaron este sábado la capital del estado estadunidense de Wisconsin, en repudio a la promulgación de una ley que anula los derechos sindicales de los trabajadores del sector público y para afirmar que su lucha apenas empieza a pesar de haber sufrido una derrota legislativa.
Es así como se ve la democracia, coreaban miles –algunos cálculos estiman más de 100 mil– al rodear el Capitolio en Madison (con una población total de 250 mil habitantes), donde durante casi un mes han mantenido sitiado el Legislativo. Lo que empezó como un repudio a iniciativas republicanas para limitar severamente, casi anular, los derechos sindicales de unos 175 mil trabajadores estatales se ha convertido en una rebelión contra la ofensiva conservadora sobre los trabajadores en Estados Unidos.
En lo que perciben como el epicentro de una batalla nacional por derechos democráticos fundamentales, maestros, trabajadores de la salud y de agencias estatales de Wisconsin junto con sus aliados, acompañados por granjeros, organizaciones de inmigrantes y legisladores, y otros políticos estatales demócratas, afirmaron que esta lucha sigue a pesar de que el gobernador Scott Walker promulgó su ley antisindical. Algunos medios (incluyendo Ap) afirman que es la manifestación más grande realizada en casi un mes de marchas y protestas, y tal vez la más grande en la historia reciente del estado.
Versiones de la misma pugna se expresan en por lo menos nueve estados –Indiana, Ohio y Iowa, entre otros–, donde está en marcha una ofensiva política que busca romper el poder político y social de los sindicatos en el sector público utilizando como justificación la necesidad de reparar los problemas fiscales que sufren casi todas las entidades federativas como resultado de la crisis financiera nacional que estalló en 2007. Así, la lucha que se inició en Wisconsin tiene implicaciones nacionales tanto para los políticos como para el futuro del sindicalismo en este país.
Estoy aquí porque creo que es importante que no sólo el gobernador sino otra gente entienda que no es un asunto sindical. Esto se trata de los derechos del pueblo, dijo al periódico Chicago Tribune Bridget Stafford, maestra agremiada que participó en la protesta de hoy.
La nueva ley reduce el poder de negociación de los contratos colectivos para trabajadores estatales y municipales sólo a asuntos salariales e impone un techo a la tasa de inflación –ya no se incluyen pensiones y otros beneficios y eleva el pago por seguro de salud. Además, obliga a una votación sindical anual para verificar si los empleados desean seguir en un sindicato y anula la recolección de las cuotas sindicales por el gobierno estatal.
El propósito de la ley, justificada por Walker como necesaria para balancear el presupuesto estatal, fue revelado cuando el gobernador rechazó el ofrecimiento de los sindicatos para limitar aumentos salariales y pagar más en contribuciones a seguros de salud y pensiones e insistir en la aprobación de la ley que incluye medidas que en la práctica casi anulan los derechos sindicales.
Las protestas han sido comparadas con las de Egipto por participantes y analistas como Noam Chomsky, ya que fueron la primera muestra de rebelión masiva de trabajadores contra medidas parecidas en el país. El reverendo Jesse Jackson, el líder popular Jim Hightower, el cineasta Michael Moore (llamó a acudir a Wisconsin porque «esto es una guerra… es una guerra de clases»), líderes sindicales y sociales, entre otras figuras nacionales, se han sumado a las protestas durante las últimas semanas.
La resistencia ha incluido todo tipo de tácticas no violentas, desde la ocupación del Capitolio hasta la fuga de 14 senadores estatales demócratas para intentar evitar el quórum necesario para la aprobación de la ley (fue impuesta por la mayoría republicana con una maniobra parlamentaria que será sujeta a una revisión judicial). Tal vez una de las más notables fue una llamada grabada por teléfono.
Hace un par de semanas, Ian Murphy, editor del sitio periodístico Buffalo Beast, decidió intentar comunicarse con Walker, quien había dicho que no estaba dispuesto a discutir su propuesta. Murphy marcó y se presentó como David Koch, un multimillonario que ha financiado el Tea Party y otros movimientos conservadores. Lo logró y grabó la conversación.
El gobernador, pensando que estaba hablando con Koch, le comentó que estaba decidido a imponer su ley, que ya había preparado avisos de despido para cientos de trabajadores si esto no procedía; celebró que estamos haciendo algo en grande y que había varios gobernadores apostando en esto. El supuesto Koch le dijo tú eres el primer dominó y Walker le respondió éste es nuestro momento.
El supuesto Koch le preguntó qué tipo de ayuda le podría proporcionar y qué le parecía meter provocadores entre los manifestantes, y Walker le respondió: lo hemos pensado, pero hay temores de que pudiera tener consecuencias negativas y es mejor «dejarlos que protesten todo lo que quieran… tarde o temprano los medios decidirán que ya no es tan interesante».
Al concluir la llamada el supuesto Koch le dijo al gobernador: una vez que aplastes a estos sinvergüenzas te voy a invitar a California para divertirte. Walker respondió: «órale, sería estupendo… Gracias por tu apoyo… todo se trata de recuperar nuestras libertades». (Para ver una transcripción completa o escuchar el audio: Oír / ver].
Mientras tanto, el gobernador Walker ha declarado que ahora, con este triunfo, Wisconsin está abierto para los negocios.
De su lado, los opositores a la ley están consolidando sus fuerzas y afirman que continuarán esta lucha por varios canales, incluyendo los judiciales, como también en el ámbito político electoral.
Algunos analistas afirman que la rebelión democrática estadunidense ha estallado en Wisconsin y que, si ésta comienza a ampliarse, podría transformar el panorama político de este país.
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En El Vuelo de las Grullas / El hombre extendido: Indice / Entrevista / El Libro de Anarquistas / La semilla victoriosa / El relutador
Nueva York, 12 de marzo: Decenas de miles de maestros, empleados estatales, granjeros con sus tractores, estudiantes, líderes políticos, dirigentes sociales y artistas inundaron este sábado la capital del estado estadunidense de Wisconsin, en repudio a la promulgación de una ley que anula los derechos sindicales de los trabajadores del sector público y para afirmar que su lucha apenas empieza a pesar de haber sufrido una derrota legislativa.
Es así como se ve la democracia, coreaban miles –algunos cálculos estiman más de 100 mil– al rodear el Capitolio en Madison (con una población total de 250 mil habitantes), donde durante casi un mes han mantenido sitiado el Legislativo. Lo que empezó como un repudio a iniciativas republicanas para limitar severamente, casi anular, los derechos sindicales de unos 175 mil trabajadores estatales se ha convertido en una rebelión contra la ofensiva conservadora sobre los trabajadores en Estados Unidos.
En lo que perciben como el epicentro de una batalla nacional por derechos democráticos fundamentales, maestros, trabajadores de la salud y de agencias estatales de Wisconsin junto con sus aliados, acompañados por granjeros, organizaciones de inmigrantes y legisladores, y otros políticos estatales demócratas, afirmaron que esta lucha sigue a pesar de que el gobernador Scott Walker promulgó su ley antisindical. Algunos medios (incluyendo Ap) afirman que es la manifestación más grande realizada en casi un mes de marchas y protestas, y tal vez la más grande en la historia reciente del estado.
Versiones de la misma pugna se expresan en por lo menos nueve estados –Indiana, Ohio y Iowa, entre otros–, donde está en marcha una ofensiva política que busca romper el poder político y social de los sindicatos en el sector público utilizando como justificación la necesidad de reparar los problemas fiscales que sufren casi todas las entidades federativas como resultado de la crisis financiera nacional que estalló en 2007. Así, la lucha que se inició en Wisconsin tiene implicaciones nacionales tanto para los políticos como para el futuro del sindicalismo en este país.
Estoy aquí porque creo que es importante que no sólo el gobernador sino otra gente entienda que no es un asunto sindical. Esto se trata de los derechos del pueblo, dijo al periódico Chicago Tribune Bridget Stafford, maestra agremiada que participó en la protesta de hoy.
La nueva ley reduce el poder de negociación de los contratos colectivos para trabajadores estatales y municipales sólo a asuntos salariales e impone un techo a la tasa de inflación –ya no se incluyen pensiones y otros beneficios y eleva el pago por seguro de salud. Además, obliga a una votación sindical anual para verificar si los empleados desean seguir en un sindicato y anula la recolección de las cuotas sindicales por el gobierno estatal.
El propósito de la ley, justificada por Walker como necesaria para balancear el presupuesto estatal, fue revelado cuando el gobernador rechazó el ofrecimiento de los sindicatos para limitar aumentos salariales y pagar más en contribuciones a seguros de salud y pensiones e insistir en la aprobación de la ley que incluye medidas que en la práctica casi anulan los derechos sindicales.
Las protestas han sido comparadas con las de Egipto por participantes y analistas como Noam Chomsky, ya que fueron la primera muestra de rebelión masiva de trabajadores contra medidas parecidas en el país. El reverendo Jesse Jackson, el líder popular Jim Hightower, el cineasta Michael Moore (llamó a acudir a Wisconsin porque «esto es una guerra… es una guerra de clases»), líderes sindicales y sociales, entre otras figuras nacionales, se han sumado a las protestas durante las últimas semanas.
La resistencia ha incluido todo tipo de tácticas no violentas, desde la ocupación del Capitolio hasta la fuga de 14 senadores estatales demócratas para intentar evitar el quórum necesario para la aprobación de la ley (fue impuesta por la mayoría republicana con una maniobra parlamentaria que será sujeta a una revisión judicial). Tal vez una de las más notables fue una llamada grabada por teléfono.
Hace un par de semanas, Ian Murphy, editor del sitio periodístico Buffalo Beast, decidió intentar comunicarse con Walker, quien había dicho que no estaba dispuesto a discutir su propuesta. Murphy marcó y se presentó como David Koch, un multimillonario que ha financiado el Tea Party y otros movimientos conservadores. Lo logró y grabó la conversación.
El gobernador, pensando que estaba hablando con Koch, le comentó que estaba decidido a imponer su ley, que ya había preparado avisos de despido para cientos de trabajadores si esto no procedía; celebró que estamos haciendo algo en grande y que había varios gobernadores apostando en esto. El supuesto Koch le dijo tú eres el primer dominó y Walker le respondió éste es nuestro momento.
El supuesto Koch le preguntó qué tipo de ayuda le podría proporcionar y qué le parecía meter provocadores entre los manifestantes, y Walker le respondió: lo hemos pensado, pero hay temores de que pudiera tener consecuencias negativas y es mejor «dejarlos que protesten todo lo que quieran… tarde o temprano los medios decidirán que ya no es tan interesante».
Al concluir la llamada el supuesto Koch le dijo al gobernador: una vez que aplastes a estos sinvergüenzas te voy a invitar a California para divertirte. Walker respondió: «órale, sería estupendo… Gracias por tu apoyo… todo se trata de recuperar nuestras libertades». (Para ver una transcripción completa o escuchar el audio: Oír / ver].
Mientras tanto, el gobernador Walker ha declarado que ahora, con este triunfo, Wisconsin está abierto para los negocios.
De su lado, los opositores a la ley están consolidando sus fuerzas y afirman que continuarán esta lucha por varios canales, incluyendo los judiciales, como también en el ámbito político electoral.
Algunos analistas afirman que la rebelión democrática estadunidense ha estallado en Wisconsin y que, si ésta comienza a ampliarse, podría transformar el panorama político de este país.
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