Por Sylvia Ubal
Barómetro Internacional
Este 8 de marzo del 2011 se cumplen los 100 años de la primera celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Esta conmemoración, aunque establecida en 1910, para rendir tributo y homenaje a todas aquellas mujeres que tuvieron que luchar por sus derechos sociales y laborales, llegando incluso a pagar con sus vidas las imposiciones de la desigualdad frente a los hombres, fue celebrada por primera vez en el año 1911.
El Día Internacional de la Mujer se estableció para generar concientización alrededor del mundo acerca del valor de las mujeres en la sociedad, así como para reforzar las luchas que se llevan a cabo para hacer respetar sus derechos como seres humanos. Tomando como referencia el contexto político y social en el que nace el Día Internacional de la Mujer se puede destacar que el 8 de marzo no es un día para proclamar la belleza de la forma femenina: una excusa para piropear, un día para poner a la mujer sobre un pedestal ni para elogiar cuan noble, sacrificada, sufrida, etcétera, ella es.
Lo que sí es un recordatorio de fechas históricas referidas a las luchas de las mujeres por sus derechos. En este día se recuerdan hechos que recogen hitos a lo largo de los siglos, tales como: la participación femenina durante la Revolución Francesa en 1789; la lucha de las trabajadoras estadounidenses de la industria textil por sus pésimas condiciones de trabajo en 1857; la protesta de mujeres obreras en la industria textil de los EE.UU. que ocuparon una fábrica en Nueva York en 1908 quienes pidieron que la jornada de trabajo diaria fuera de 10 horas en lugar de 16 horas diarias y como respuesta los dueños de la fábrica incendiaron el edificio quemándolas vivas. Murieron 129 mujeres.
Este día es para recordarnos a todos que hay miles de mujeres que sufren al ser las víctimas más débiles en medio de guerras y movimientos armados. Cuatro de cada diez partos en el mundo no son atendidos por un médico, dando como resultado que medio millón de mujeres mueran cada año por complicaciones que son prevenibles durante el embarazo o dando a luz. Dos terceras partes de las mujeres con empleo en África, al sur del Sahara, no reciben sueldo al ser consideradas propiedad del empleador o estar empleadas por familiares. La mayoría de las niñas que viven en países subdesarrollados tienen menos posibilidades de tener acceso a la educación y los empleos disponibles para ellas siempre son lo peor remunerados globalmente.
Tan sólo el 18% de los puestos parlamentarios de países en desarrollo están a cargo de alguna mujer. En Afganistán, el 87% de las mujeres sufren de violencia doméstica y entre el 60 y 80% de los matrimonios son impuestos por la fuerza. Por lo menos una de cada tres mujeres en el mundo ha sido golpeada, forzada a tener relaciones sexuales o abusada de alguna otra forma durante su vida, con estadísticas de violencia doméstica acercándose al 70% en algunos países.
El Día Internacional de la Mujer Trabajadora en la actualidad: Cada año, y tras el apoyo conseguido por la ONU en sus conferencias mundiales sobre la mujer trabajadora, representa el esfuerzo y el sacrificio que las mujeres han ido realizando para conseguir la igualdad en el ámbito laboral, político y social, aunque todavía son muchos los lugares donde la mujer es discriminada e infravalorada frente al hombre, por lo que aún queda un largo camino que recorrer en este aspecto.
«La igualdad de las mujeres y las niñas constituye también un imperativo económico y social. Hasta que no se logre liberar a las mujeres y las niñas de la pobreza y la injusticia, todos nuestros objetivos, la paz, la seguridad, el desarrollo sostenible, correrán peligro”, así lo expresó el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, con motivo del Día Internacional de la Mujer.
En reconocimiento de este importante aniversario, y a 100 años de la primera celebración, la consigna de las Naciones Unidas para este año es: La Igualdad de Derechos, la Igualdad de Oportunidades, es progreso para todos». El Comité Internacional de la Cruz Roja hace un llamado de atención sobre las dificultades que padecen las mujeres desplazadas. El desplazamiento de poblaciones es una de las más graves consecuencias de los conflictos armados, allí a menudo las mujeres viven solas con sus hijos y con frecuencia están expuestas a la violencia sexual, la discriminación y la intimidación. Muchas enfrentan la pobreza y la exclusión social. El derecho internacional humanitario por lo tanto, incluye disposiciones específicas que protegen a las mujeres, por ejemplo cuando están embarazadas o son madres de niños pequeños.
Más mujeres eligen trabajar, pero la igualdad de género en el trabajo aún está muy lejos, según un nuevo informe de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT).en Ginebra. A pesar de algunas señales de progreso en términos de igualdad de género durante los últimos 15 años, todavía existe una gran brecha entre hombres y mujeres con respecto a oportunidades de trabajo y calidad del empleo. El informe, titulado Las mujeres en el mercado de trabajo: Medir el progreso e identificar los desafíos, dice que más de una década después de que la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing adoptara una ambiciosa plataforma de acción mundial sobre igualdad de género y emancipación de las mujeres, la discriminación de género permanece profundamente arraigada en la sociedad y la igualdad entre hombres y mujeres en el mercado laboral está aún muy lejos de ser una realidad.
El informe muestra que existen tres áreas en las que persisten desequilibrios en materia de igualdad género en el mundo del trabajo.
Primero, casi la mitad (48.4 %) de la población femenina con más de 15 años permanece económicamente inactiva, comparado con el 22.3 % de los hombres. En algunas regiones, todavía hay menos de 4 mujeres económicamente activas por cada 10 hombres activos.
Segundo, las mujeres que quieren trabajar tienen más dificultades que los hombres a la hora de encontrar trabajo.
Tercero, cuando las mujeres encuentran trabajo, reciben menores salarios y beneficios que los hombres en posiciones similares.
«Los mercados del trabajo y las políticas de trabajo deben estar mucho más ajustadas a un paradigma más amplio de igualdad de género, un paradigma que adapte y considere los valores y limitaciones propios de las mujeres y de los hombres», dijo Sara Elder. «Es necesario y posible- que exista un avance más rápido y amplio hacia la igualdad de género, tanto en términos de ocupaciones como de oportunidades de trabajo».
El informe de la OIT dice que el impacto inicial de la crisis económica mundial se sintió en sectores dominados por los hombres, como las finanzas, la industria manufacturera y la construcción, pero que desde entonces el impacto se ha extendido a otros sectores incluyendo los servicios donde las mujeres tienden a predominar.
A partir de estos 100 años, cada 8 de marzo, ha estado marcado porque las mujeres han salido a la calle, a luchar en defensa de sus derechos, en todos los países, hasta que en 1975 la Asamblea General de Naciones Unidas establece el 8 de marzo como Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.
Sería absurdo pensar que a estas alturas se ha conseguido todo, ni mucho menos. Sigue habiendo en el mundo discriminación laboral, siguen existiendo diferencias salariales, sigue existiendo acoso sexual, por no hablar de los sangrantes casos de violencia machista, pero, al menos en los países del llamado primer mundo hemos avanzado, aunque la lucha, por supuesto no ha terminado Y si para nosotras no ha terminado, que podemos decir de las mujeres de los países musulmanes, para ellas no ha empezado siquiera. Pero por desgracia, ellas no tienen ni siquiera la posibilidad de declararse en huelga, para ellas el poder dar de comer a sus hijos y comer ellas mismas ya representa una lucha, perdida en muchas ocasiones, por no hablar de lapidaciones, ablaciones …
Por tanto, sigamos en la lucha, y el reconocimiento, la gratitud y compromiso con las mujeres trabajadoras que día a día aportan al desarrollo, muchas veces en difíciles condiciones. Pero no olvidemos a esas otras mujeres que no tienen no solo derechos, ni siquiera existen, que son tratadas como un objeto para el hombre musulmán, y somos nosotras, ciudadanas del primer mundo las que tenemos que luchar pora que se les reconozca, al menos, el derecho a existir.
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