Por Aram Aharonian / Venezuela | 4 de mayo de 2011
Todos sabemos que Joaquín Pérez Becerra, director de la agencia de prensa alternativa Anncol, es un sobreviviente del fatídico Baile Rojo con el cual la oligarquía colombiana asesinó a la casi totalidad de los alcaldes y políticos comunistas de la Unión Patriótica Colombiana. Fue concejal por la UP, sabiendo el riesgo que eso conllevaba. Le mataron a la esposa y a 5.000 compañeros. Estos montajes no son nuevos en la guerra sucia de Colombia. Allí, el DAS, organismo de “inteligencia”, chantaje, tortura y persecusión, ha sido denunciado naciomal e internacionalmente por llevar adelante miles de acusaciones infundadas, en un país donde los jueces y abogados viven la crónica de una muerte anunciada, como lo reflejara Gabriel García Márquez.
En América Latina los luchadores contra la violación de derechos humanos impulsaron la consigna “nunca más” a estos hechos contra los derechos humanos y masacres de lesa humanidad. Aunque algunos se sientan molestos, defender la vida y los derechos del periodista Joaquín Pérez Becerra es defender el derecho a la justicia, a las normas procesales internacionales que no pueden ser acuerdos particulares de gobiernos. Es defender la vida y la seguridad de cientos de luchadores sociales y revolucionarios que debieron salir de sus países, perseguidos por dictaduras y gobiernos represivos, para buscar cobijo en otros. Muchos son los latinoamericanos que encontraron en Venezuela un lugar para proseguir sus luchas y sumarse a la contsrucción de un nuevo modelo de justicia social, inclusión y equidad. Parece que hoy nadie garantiza su seguridad.
Es cierto: no debemos caer en la trampa de la derecha colombiana, sus objetivos nada tienen que ver con el humanismo, el socialismo o cualquier modelo de justicia social, solo reflejan el poder y los intereses de la oligarquía, sus aparatos y su socio principal, el gobierno de EEUU. Pero tampoco podemos callar, bajo el argumento de que ello debilita al gobierno bolivariano. Ernesto Villegas, director del diario Ciudad Ccs, señala que en el avión que trajo al director de Anncol desde Frankfurt venían, sembrados como pasajeros, agentes de la policía colombiana bajo el paraguas de Interpol, quienes tenían bajo la mira a su objetivo. Santos llamó al presidente Hugo Chávez cuando apenas faltaban dos horas para el aterrizaje. Le dio incluso el número de asiento que ocupaba un “pajarito” a punto de recalar en Maiquetía.
Sin dudas, pudo haberle avisado con mayor antelación, pero no quiso darle tiempo para pensar ni reaccionar. Lo quería con la papa caliente entre las manos. Una vez practicada la detención en Maiquetía, el ministro de la Defensa de Colombia telefoneó al ministro del Interior venezolano, Tareck El Aissami, para decirle “lo tienen”. En Caracas no se sabía quién era el pasajero ni a qué venía.
El comunicado del Gobierno venezolano no menciona a Pérez Becerra por su nombre y sólo alude a los delitos que Colombia le atribuye. Fue José Obdulio Gaviria, primo del capo Pablo Escobar y asesor de Álvaro Uribe, quien dio luces por Twitter acerca de la identidad del detenido y de su función en Anncol. La Interpol no detuvo a Pérez Becerra en Suecia por su nacionalidad sueca. Pudo hacerlo en Frankfurt, Alemania, pero la jugada era para involucrar a Chávez, señala Villegas, quien afirma que la solicitud de captura a Interpol supuestamente se hizo el 20 de abril. Pero una búsqueda particular en la página de Interpol en Internet, realizada a principios de semana, resultó infructuosa. Interpol, no hay que olvidarlo, fue el órgano utilizado para una “certificación” del computador de Raúl Reyes, sombrero de mago del cual salen las “pruebas” contra Pérez Becerra y quién sabe cuánta gente más. Es la misma Interpol que sacó de su lista de “buscados” a los banqueros prófugos venezolanos.
La operación pretendía, y lo logró, colocar a Chávez en la disyuntiva de entregar o no al «pajarito». Según un dirigente del PSUV citado por Villegas, «Caímos en una trampa y no podíamos echar para atrás. Una trampa que ayudan a montar las FARC y sus amigos, quienes están infiltrados hasta los tuétanos, con sus imprudencias. Ellos no se eligen. Nosotros sí. Ellos no tienen legalidad que respetar. Nosotros sí, somos gobierno».
Ética, principios: Franklin Ledesma, periodista y escritor panameño, señala que entregar al gobierno de Colombia a este periodista, no sólo va contra la ética revolucionaria, no sólo rompe las normas mínimas del ideal bolivariano y el internacionalismo socialista, sino que además constituye un gravísimo error político y estratégico. El compañero Hugo Chávez y el proceso que él encabeza quedan enormemente debilitados. El enemigo sabe que ahora puede ir a por más. Si se dobló la mano, ahora pueden quebrar el codo. Las palabras de Chávez no aclararon mucho: “Nosotros llamamos incluso al avión y, en efecto, supimos hasta el asiento donde venía el señor. Se bajó en Maiquetía y lo capturamos. Así como entregamos a Chávez Abarca a Cuba, entregamos a este señor a Colombia. La responsabilidad es de este señor. ¿A qué venía sabiendo que lo estaban solicitando? ¿Quién lo invitó para acá? ¿Quién lo montó en una trampa? Lo estaban cazando. Todo el mundo sabía que venía, hasta la CIA. Son movimientos infiltrados», aseveró.
Para el deportado, el objetivo de «esta vaina es criminalizar a los medios alternativos, cerrar una voz que está en contra del gobierno colombiano y obligar a la gente a que no hablen mal de un gobierno terrorista. Esa es la finalidad». Precisamente, la Asociación Nacional de Medios Comunitarios Libres y Alternativos de Venezuela, dice que con la deportación «generan una fisura en la confianza de los millones que construimos desde abajo, colectivo a colectivo, consejo comunal a consejo comunal, movimiento a movimiento, el socialismo y la patria bonita».
Otra cosa es el actitud del «representante político» que Pérez Becerra cree que fue el ministro de Comunicación, Andrés Izarra. Ningún representante de la migración o del gobierno venezolano preguntó por la ciudadanía de Joaquín Pérez. Parece que ni siquiera estaban interesados en saberla, dice el propio Pérez en la entrevista desde la cárcel, pese a que tenía el pasaporte y la cédula suecos en mano. Izarra –quien luego censuraba la información solidaria para con Joaquín en los medios públicos- ya tenía su versión escrita y la publicó en su “twitter” solo una hora después de la detención en el aeropuerto de Maiquetía, diciendo que Pérez era de nacionalidad colombiana.
Joaco, el sueco Lo cierto es que “el sueco” Pérez Becerra había visitado Venezuela en varias ocasiones. Carlos Casanueva, Secretario General del Movimiento Continental Bolivariano, explicó que Pérez Becerra había visitado el país en diciembre de 2009, en el marco de la fundación del MCB, evento que contó con más de 1.300 delegados internacionales. Y luego en diciembre de 2010 cuando se constituyó la Asociación Bolivariana de Comunicadores (ABC).
Para quienes han tratado de explicar que Chávez no tenía otra alternativa, la trampa estaba montada, aunque no queda muy claro por quién y qué cómplices tenía en Venezuela. Para ellos, desde ahora, la izquierda debe saber que Joaquín será un mártir necesario para la supervivencia del proceso bolivariano. Como dijo Martín Guédez, ser un mártir para salvar nuestra revolución es un privilegio y un honor para todo luchador revolucionario. Dice Iván Maiza, en una nota publicada en el portal de Telesur, que el movimiento de izquierda posiblemente infiltrado por “algunos camaradas” o algunos «partidos revolucionarios» ha aventurado planes para sabotear las estrategias planteadas por el Comandante. ¿Incluso montando trampas a compañeros de lucha?, camaradas que no aceptan que el Comandante haya tomado la decisión de acercarse a Santos y están dispuestos a hacer cualquier cosa que «quiebre la confianza» entre Chávez y su pueblo, entre Chávez y los pueblos del continente».
Razón de Estado: El historiador y antropólogo marxista Mario Sanoja destaca la estrategia conjunta de los gobiernos neocoloniales de México, Colombia, Perú y Chile para crear un área de integración comercial del Pacifico, fundamentada en la política neoliberal promovida por EEUU para imponer el libre mercado y los TLC y derrotar la política integracionista promovída por Venezuela, Brasil y Argentina. O sea, crear un bloque económico antagónico a Mercosur y a la ALBA para favorecer la recuperación de la economía de EEUU.
«Para dar una posibilidad de éxito real a dicha iniciativa del TLC del Área del Pacifico, a la cual se unirán seguramente Panamá, Salvador, Honduras y Guatemala, era necesario sabotear la reunión (de cancilleres) de Caracas donde se firmaría el acta de nacimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, sin la presencia de Estados Unidos y Canadá, hecho que constituye una derrota política para la hegemonía imperial”, dice. Y se pregunta: ¿Qué significaba la presencia de Joaquín Pérez Becerra en Caracas en la misma fecha de la reunión? ¿Quien o quienes lo invitaron, quienes le pusieron ese peine?
El análisis señala que Venezuela está negociando con el gobierno de Santos la extradición del narcotraficante Walid Makled, a quien han convertido en héroe de la oposición venezolana y supuesta víctima de Chávez. “¿Que mejor oportunidad para el presidente Santos de torpedear o descarrilar esta negociación, esperando que el Presidente Chávez se negase a extraditarlo a Colombia y se levantase el aquelarre mundial de medios imperiales para ponerlo en la picota, acusándolo de cómplice del terrorismo?»
Sanoja especula que al haber fracasado la jugada, Pérez Becerra ya no tiene quizás ninguna relevancia para el gobierno de la oligarquía colombiana. Primero que todo, se trata de un súbdito sueco, protegido por las leyes suecas y protegido también por la Comunidad Europea con la cual el Presidente Santos no tendrá interés en enfrentarse. Posiblemente una vez en Colombia, perdida ya su importancia para sabotear la reunión de Caracas y derrotar la propuesta integracionista, Pérez Becerra será puesto en libertad y entregado a las autoridades suecas para que regrese a su país adoptivo y a su residencia familiar en Estocolmo.
Sanoja sostiene que el Presidente Chávez sopesó muy bien los pros y los contras de la situación, los riesgos y las ventajas que implicaba esa decisión política, y tomó serenamente la decisión correcta para Venezuela, para América Latina y para El Caribe: la creación oficial de la CELAC, que tendrá lugar en Caracas el próximo 5 de julio. ¡De esa madera están hechos los verdaderos líderes revolucionarios!
Makled y el narcotráfico: Indira Carpio Olivo indica que “Todo hiede a Walid Makled, pero que no cunda el pánico. El ministro de Interior y de Justicia de Colombia, Germán Vargas, anunció que sólo falta que Venezuela garantice los derechos humanos al narcotraficante para que se efectúe el trámite; por la salud de Pérez Becerra nadie se preocupa. ¡Chantaje! Hace más de un año que tienen a Makled y todavía esperan instrucciones de Estados Unidos para -por fin- enviarlo de vuelta a Venezuela».
Hay quienes especulan -en ambas màrgenes del Arauca vibrador- sobre las eventuales inculpaciones del narcotraficante contra funcionarios y militares venezolanos en su red, pero (a falta de pruebas) no pasa de eso, de especulaciones mediáticas.
Criminalización de la protesta: Hindu Anderi, periodista y militante bolivariana, habla de la criminalización de la protesta y señala que así como no todos dentro del gobierno están de acuerdo con la entrega de Pérez Becerra, seguramente ocurre igual dentro de los movimientos que participan en las diferentes manifestaciones, con acciones como la quema de los rostros de Nicolás Maduro y Andrés Izarra, ministros de Relaciones Exteriores e Información y Comunicación, respectivamente. Todavía está fresco el recuerdo del secuestro del “canciller de las FARC”, Rodrigo Granda, frente a la clínica Razetti, en Caracas, el 13 de diciembre de 2005, con la complicidad de infiltrados colombianos en el movimiento bolivariano.
Esta vez las repercusiones internas son mayores y desde ya atentan contra la formación del tan promocionado Polo Patriótico, tarea harto difícil para el encargado de consolidarla, el presidente de la Asamblea Nacional, Fernando Soto Rojas. Quizá sea hora de ver quién en el propio gobierno trabaja para el enemigo. «Pero reconocer que estamos unidos en la diversidad y que somos capaces de trascender nuestras diferencias para lograr el objetivo común, es lo realmente importante y nos reivindica como revolucionarios.(…) La trampa fue pisada, ahora no nos pisemos nosotros. Salir de ella es responsabilidad nuestra con nosotros y con quienes han sido utilizados de anzuelo», concluye.
Cuidar la Revolución: Luego que la Red de Intelectuales y Artistas En Defensa de la Humanidad solicitara en carta pública al Comandante Chávez, compañero, amigo, que no entregue a Joaquín Pérez Becerra a la tortura y la muerte» y señalaba que «Está en sus manos torcer la historia y renovar la esperanza», los intelectuales y artistas venezolanos de la misma se dirigieron a «los revolucionarios del mundo» para pedirles que «ayuden a cuidar la Revolución Bolivariana. Cuiden a esta Revolución que es de todos. Pongan en tensión su ánimo para comprenderla. No la utilicen de manera poco solidaria. No la sometan a riesgos innecesarios», pedían.
Quién iba pensar que una entrega tan alejada de todo derecho iba a ser posible en el país con el mayor número de emisoras comunitarias de Latinoamérica, que ha albergado y promovido encuentros, foros, congresos y articulaciones sobre el papel de los medios de comunicación en la construcción de Nuestramérica, donde hay un proceso revolucionario que dice ser socialista; el orgulloso país del premio Rodolfo Walsh a la comunicación popular.
Quizá sea lo mismo que los latinoamericanos –que están convencidos de que Venezuela es tierra liberada, donde los luchadores sociales y revolucionarios no son perseguidos ni espiados, y ahora sì tienen su ánimo en tensión-, piden a los dirigentes y funcionarios de la Revolución Bolivariana: cuídenla, no minen su credibilidad, porque de su avance depende en mucho el futuro de Nuestramérica.
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