Por Cándida Cotto / Periodista
Dos destacados economistas entrevistados por Claridad consideran que los despidos masivos de empleados públicos no deberían sorprender, no responden a los problemas fiscales del gobierno de Puerto Rico y que mucho menos resolverán la situación económica del país. Por el contrario, entienden que la situación será peor de lo que se trata de evitar.
El reconocido catedrático de Economía del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico (UPR), José Alameda, hizo un breve recuento de las ocasiones en que el gobernador Luis Fortuño expresó de forma abierta su posición de que había que reducir el gobierno y traspasar sus funciones a la empresa privada, lo que es un pensamiento fundamentalmente de mentalidad Republicana. «En varias instancias en la campaña, Fortuño interpretó que el gobierno era muy grande y que eso era el problema. Eso es típico de los Republicanos, especialmente de Ronald Reagan. Se dice que el gobierno es muy grande pero nunca se llega a una conclusión de por qué y cómo el gobierno es muy grande».
Alameda recordó que Fortuño se pronunció en ese sentido en el año 2007 en una asamblea de la Asociación de Industriales (AI), celebrada en el Club Rotario. Ante esa Asociación llegó a decir que el gobierno era el problema y que el sector privado tenía que subir la guardia frente al estado», censuró Alameda, además de calificar de insólitas, estas palabras de Fortuño, al tomar en cuenta que se trataba de una persona que aspiraba a ser el Gobernador. Tras ganar las elecciones, en enero de este año Fortuño acudió a la asamblea del Partido Republicano en Estados Unidos donde se presentó como la esperanza para ensayar el modelo del ex presidente Ronald Reagan.
El catedrático y economista agregó que se hace difícil creer las palabras de Fortuño de que no habrá más despidos debido a que si según el Gobernador se va a reducir el número de agencias, es obvio que habrá nuevos despidos, e incluso el trasladado de trabajadores a otros pueblos, acciones que también tendrán consecuencias económicas tanto para los empleados como para las personas que reciben los servicios.
Reiteró que la lógica de esta ideología Republicana es que como el gobierno es grande hay que reducirlo y pasar los servicios a la empresa privada. «La empresa privada los coge, se le bajan las contribuciones, se eliminan las uniones obreras y se genera todo un esquema para que la economía crezca pero a base de las ganancias de las corporaciones. El ingreso bruto que crece es el de las empresas. La gente no se da cuenta de que este mecanismo de crecimiento no es uno distributivo. No hay ningún crecimiento porque el desarrollo no es crecer sino crecer con calidad».
Al reiterar que lo anterior es una indicación típica de los Republicanos, también recordó que cuando George Bush entró al gobierno bajó las tasas contributivas pensando en que iba a haber un boom en la economía y no fue así. Por el contrario, lo que sucedió fue que el sector privado «se echó ese dinero al bolsillo y es lo que aparentemente está haciendo el sector privado aquí. Su competitividad se resume en pedir más dinero», expresó de forma severa.
Más aun, calificó de mentira la excusa del Gobernador de que los despidos responden a exigencia de los bonistas. «Standard & Poor no le dice a ningún estado, ni a ningún país, tienes que botar gente. Le dicen tienes un déficit, los gastos son mayores, o tienes unas prácticas que no nos gustan, dame un plan y se presenta el plan. Una de las cosas que están haciendo los estados, y que creo es lo más prudente, es aumentar los impuestos. La prerrogativa de gobernar no es de las casas acreditadoras y ellas lo reconocen, en ningún estado, ni en ningún país del mundo».
Otro aspecto errado que señaló sobre la política de despidos es que el problema del déficit no viene por los gastos, sino por los ingresos. Alameda se refirió a que cuando se observa el producto nacional bruto (PNB) relativo a los recaudos del Departamento de Hacienda (DH), en 1989 de cada dólar se generaba entre 18 a 19 centavos de recaudo, Hoy ese mismo dólar genera 13 centavos lo que es una pérdida de 6 a 7 centavos de miles de millones. En 15 años, según sus cálculos, son $60 mil millones de dólares. Entre otros factores, atribuyó esa reducción a la evasión contributiva y las exenciones contributivas, las cuales no han generado la actividad económica que se esperaba. Recalcó que en lugar de reducir el gasto, cuando el problema es de ingresos, hubiese sido mejor aumentar los ingresos a través de las fuentes de ingresos contributivos. «Hay opciones pero Fortuño las cierra».
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Dos destacados economistas entrevistados por Claridad consideran que los despidos masivos de empleados públicos no deberían sorprender, no responden a los problemas fiscales del gobierno de Puerto Rico y que mucho menos resolverán la situación económica del país. Por el contrario, entienden que la situación será peor de lo que se trata de evitar.
El reconocido catedrático de Economía del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico (UPR), José Alameda, hizo un breve recuento de las ocasiones en que el gobernador Luis Fortuño expresó de forma abierta su posición de que había que reducir el gobierno y traspasar sus funciones a la empresa privada, lo que es un pensamiento fundamentalmente de mentalidad Republicana. «En varias instancias en la campaña, Fortuño interpretó que el gobierno era muy grande y que eso era el problema. Eso es típico de los Republicanos, especialmente de Ronald Reagan. Se dice que el gobierno es muy grande pero nunca se llega a una conclusión de por qué y cómo el gobierno es muy grande».
Alameda recordó que Fortuño se pronunció en ese sentido en el año 2007 en una asamblea de la Asociación de Industriales (AI), celebrada en el Club Rotario. Ante esa Asociación llegó a decir que el gobierno era el problema y que el sector privado tenía que subir la guardia frente al estado», censuró Alameda, además de calificar de insólitas, estas palabras de Fortuño, al tomar en cuenta que se trataba de una persona que aspiraba a ser el Gobernador. Tras ganar las elecciones, en enero de este año Fortuño acudió a la asamblea del Partido Republicano en Estados Unidos donde se presentó como la esperanza para ensayar el modelo del ex presidente Ronald Reagan.
El catedrático y economista agregó que se hace difícil creer las palabras de Fortuño de que no habrá más despidos debido a que si según el Gobernador se va a reducir el número de agencias, es obvio que habrá nuevos despidos, e incluso el trasladado de trabajadores a otros pueblos, acciones que también tendrán consecuencias económicas tanto para los empleados como para las personas que reciben los servicios.
Reiteró que la lógica de esta ideología Republicana es que como el gobierno es grande hay que reducirlo y pasar los servicios a la empresa privada. «La empresa privada los coge, se le bajan las contribuciones, se eliminan las uniones obreras y se genera todo un esquema para que la economía crezca pero a base de las ganancias de las corporaciones. El ingreso bruto que crece es el de las empresas. La gente no se da cuenta de que este mecanismo de crecimiento no es uno distributivo. No hay ningún crecimiento porque el desarrollo no es crecer sino crecer con calidad».
Al reiterar que lo anterior es una indicación típica de los Republicanos, también recordó que cuando George Bush entró al gobierno bajó las tasas contributivas pensando en que iba a haber un boom en la economía y no fue así. Por el contrario, lo que sucedió fue que el sector privado «se echó ese dinero al bolsillo y es lo que aparentemente está haciendo el sector privado aquí. Su competitividad se resume en pedir más dinero», expresó de forma severa.
Más aun, calificó de mentira la excusa del Gobernador de que los despidos responden a exigencia de los bonistas. «Standard & Poor no le dice a ningún estado, ni a ningún país, tienes que botar gente. Le dicen tienes un déficit, los gastos son mayores, o tienes unas prácticas que no nos gustan, dame un plan y se presenta el plan. Una de las cosas que están haciendo los estados, y que creo es lo más prudente, es aumentar los impuestos. La prerrogativa de gobernar no es de las casas acreditadoras y ellas lo reconocen, en ningún estado, ni en ningún país del mundo».
Otro aspecto errado que señaló sobre la política de despidos es que el problema del déficit no viene por los gastos, sino por los ingresos. Alameda se refirió a que cuando se observa el producto nacional bruto (PNB) relativo a los recaudos del Departamento de Hacienda (DH), en 1989 de cada dólar se generaba entre 18 a 19 centavos de recaudo, Hoy ese mismo dólar genera 13 centavos lo que es una pérdida de 6 a 7 centavos de miles de millones. En 15 años, según sus cálculos, son $60 mil millones de dólares. Entre otros factores, atribuyó esa reducción a la evasión contributiva y las exenciones contributivas, las cuales no han generado la actividad económica que se esperaba. Recalcó que en lugar de reducir el gasto, cuando el problema es de ingresos, hubiese sido mejor aumentar los ingresos a través de las fuentes de ingresos contributivos. «Hay opciones pero Fortuño las cierra».
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