Monday, February 15, 2010

Imitation Gringo


Por José Buscaglia / Escritor puertorriqueño

(NOTAS para una posible respuesta ante la inauguración del Paseo de los Presidente.)

Podrán observar por las fotos adjuntas, o si visitan el lugar, que han montado una valla de construcción que cubre desde la parte posterior de la Plaza de los Leones, continúa a todo lo largo de la Avenida de la Constitución, y se extiende sobre el predio donde se proponían ubicar la Plaza de La Identidad Puertorriqueña. Un ex discípulo y buen amigo me ha hecho el favor de investigar más a fondo el lugar e indagar sobre la obra en construcción. Las fotos de referencia muestran los preparativos para la erección de las estatuas de los presidentes norteamericanos en el tramo de la Avenida de la Constitución que la legislatura ha designado como El Paseo de los Presidentes. (Para ver el diseño arquitectónico del paseo y el cartelón público del proyecto – entrar en: )

Por la información que he recibido, entiendo que el próximo lunes 15, (Presidents Day) tendrá lugar la ceremonia inaugural en que la legislatura y el actual gobierno de Puerto Rico aprovecharán para afirmar su lealtad incondicional y su condición de abnegado súbdito al congreso y al gobierno de los Estados Unidos. Tal ceremonia oficial tiene múltiples objetivos.

Primero: Manifestar sin reservas de ninguna índole su deseo de total anexión cultural, lingüística, política y sicológica de cara a una proyectada solicitud formal para ser admitidos como estado de la unión americana. Segundo: Demostrar que a cambio de ser aceptados como parte integral de la nación americana, están dispuestos a desasociar su condición natural de todo vínculo histórico y cultural con el entorno caribeño y latinoamericano en el cual estamos inmersos. Tercero: Provocar deliberadamente una reacción que justifique medidas represivas y la radicalización de sus estrategias. Cuarto: Allanar el camino para la incorporación del ya descabezado Instituto de Cultura Puertorriqueña al Departamento de Turismo mediante legislación que modifique el P. De la C 1381 (Núm. 84) del 2 de junio del 1955. Quinto: Promover la imagen del presidente del senado como Mariscal de Campo en la batalla por la transformación de Puerto Rico en territorio incorporado, como antesala a la solicitud de ingreso como estado. Sexto: Culminar la agenda asimilista con la eventual erección en la Loma de los Vientos del gran monumento a la incorporación de Puerto Rico como estado de la unión americana.

Como testimonio fehaciente que exprese la voluntad de cambiar radicalmente la naturaleza propia del puertorriqueño ofrecen el reemplazo de la historia y la cultura que nos caracteriza. Para el sector más conservador, fundamentalista y radical del asimilismo, cualquier elemento lingüístico o cultural que pueda impedir su cohabitar en el ámbito a que aspiran llegar debe ser ignorado, erradicado y reemplazado por los símbolos del lenguaje de la anexión. Cualquier manifestación que, en virtud de su diferenciación, pueda ser interpretada como disonante con la condición superior de lo que para ellos constituye el ser norteamericano hay que inhibirla o matizarla para que no pueda presentarse como obstáculo a sus aspiraciones.

Se pueden interpretar estas manifestaciones como conducta reactiva a la angustia existencial que provoca la internalización de su condición como seres colonizados y disfuncionales. El empeño por aspirar a equiparar su imagen con la fantasía de superioridad que ellos mismos se han forjado de la cultura de la metrópolis les lleva a desarrollar conductas compensatorias. Esta conducta puede, en sus manifestaciones más extremas, tornarse en obsesiva y neurótica al pretender provocar una mutación en ellos mismos que los transforme en el objeto del deseo y los libere de su condición natural. Ser libre, bajo estas circunstancias, se convierte en el anhelo libertario de dejar de ser con el fin de convertirse en lo que quisieran ser.

Las naciones son narrativas que intentan impedir que se formen otras narrativas. El ser colonizado adopta como estrategia la adopción de la narrativa del otro para enmascarar su auto infligido sentido de inferioridad. Tal es el caso del proyecto del Senado de Puerto Rico llamado El Paseo de los Presidentes. Esta postura de animo por personificar en ellos la representación del otro intenta apoderarse de lo que por naturaleza no les pertenece. No podemos pasivamente permitir la imposición patológica a este nivel de revisionismo histórico, particularmente cuando se trata de ubicar dichas representaciones a la entrada principal del capitolio de Puerto Rico en sustitución de auténticas figuras representativas de nuestra verdadera personalidad como pueblo puertorriqueño. Sustituir la representación de todo lo que por naturaleza es propiamente nuestro equivaldría a un intento por emascular nuestro propia historia y nuestra propia cultura.

En la antigua Roma, el senado sustentaba el fuero de imponer lo que denominaban el decreto de damnatio memoriae, mediante el cual pretendían erradicaban todo rasgo de la memoria de una persona o de un evento contrario a los intereses del estado. Por analogía, el senado de Puerto Rico pretende, mediante la ubicación de estas efigies presidenciales en nuestra loma capitolina, imponer su propia versión del damnatio memoriae a todo lo que pueda representar nuestra historia y a nuestra cultura.

Obedece a razones que emanan de la tradición y continuidad histórica de nuestra cultura occidental que nuestra casa de las leyes se denomine el capitolio, como también es cierto en el resto de las repúblicas de América. En la Loma Capitolina de Roma se conmemora la fundación de Roma en el siglo 8vo antes de Cristo. Por tal razón, en ella se levanta el Palacio Senatorial con acceso directo al Tabularium donde se guardaba la constitución de la república romana, las leyes, edictos, tratados y todos los documentos que definían la naturaleza propia de la ciudad y del estado. El propio Miquel Ángel a mediados del siglo 16 reconstruye las edificaciones y la plaza capitolina como el Foro de la Nueva Roma para fijar su significado como centro simbólico de la civilización occidental. Por tal razón se denomina el centro de la plaza de referencia como el “caput mundi” o cabeza del mundo. Evocando esta tradiciones, en las repúblicas de América, el predio capitolino representa la nación al amparo de sus leyes, el gobierno democrático y la soberanía del pueblo y del estado.

En contraste con estos principios y tradiciones representativas, la actual administración senatorial en Puerto Rico ha fijado como objetivo revisar en su totalidad todo el significado de los componentes alegóricos y simbólicos que rodean nuestro capitolio para transformarlos en una representación de su obsesión anexionista, cuyas figuras protagónicas son los presidentes Harry S. Truman, Theodore Roosevelt, Dwight D. Eisenhower, Herbert Hoover, Gerald Ford, John F.Kennedy, Franklin Delano Roosevelt, más cualquier otro presidente estadounidense que en el futuro brevemente visite la isla de la cual son propietarios. Pretender que nuestra condición de puertorriqueños se defina mediante la presencia permanente de estos mandatarios estadounidenses, elevados a la dignidad de próceres puertorriqueños, no solamente nos presenta con una iconografía falsa sino que redunda en una verdadera aberración. Los héroes de este improvisado panteón olímpico que nos tratan de imponer no son puertorriqueños ni podrían llegar a serlos, independientemente de los méritos que pudiesen tener en su propio país de origen.

El 4 de julio del 2006 desapareció la estatua de Betances días antes de ser instalada frente al Ateneo Puertorriqueño, donde se ubicaría señalando a la bandera puertorriqueña que ondea solitaria en dicha institución. El misterio que rodea esta costosa operación señala la posibilidad de que semejante secuestro fue parte de la misma agenda por desnacionalizar a Puerto Rico. De no haberse impedido la erección de este éste máximo exponente de nuestra nacionalidad, hoy figuraría como la verdadera tesis ante la ridícula farsa que representa el Paseo de los Presidentes al otro lado de la avenida capitolina. ¿Se pretendía ya mediante este nefasto acto allanar el camino y evitar la contradicción con la afrenta que significa el paseo presidencial?

Resulta pertinente señalar, como principio inequívoco de la conducta social humana, que los valores cívicos, todos aquellos usos y costumbre de convivencia civilizada que Hostos denominaba la moral social, tan sólo se forjan y transmiten en el contexto cultural.

El alarmante incremento en la criminalidad y la violencia de todo índole en Puerto Rico señala precisamente a que el retroceso cultural que actualmente se manifiesta tanto a nivel legislativo como en grandes segmentos poblacionales ha provocado un significativo debilitamiento en la cohesión social que, de progresar aún más, redundaría en un resquebrajamiento del orden público. La forma de subsanar y detener este estado de deterioro social no es mediante la imposición de medidas semejantes a la un estado de ley marcial ni trastocando y debilitando como política pública los elementos más fundamentales y aglutinantes de la cultura puertorriqueña.

Todo intento de reconstrucción social debe, por el contrario, iniciarse con programas intensivos encaminados al fortalecimiento de los valores comunitarios y culturales a todos los niveles que permita una urgente reconstrucción de nuestra maltrecha auto imagen colectiva. La motivación del ciudadano para servir las finalidades cívicas de la colectividad emana siempre de un sentido de pertenencia y compromiso con los vínculos de solidaridad que se encarnan y manifiestan en una cultura compartida.

En resumen, toda esta nefasta agenda de la legislatura de Puerto Rico de abierto reemplazo cultural lo que verdaderamente representa es una falta de respeto, de dignidad, de cultura y de cordura. La ignorancia no justifica la barbarie. Si la mayoría silente en Puerto Rico se deja pasar este gato por liebre que carguen con la tara que les esta siendo impuesta.

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Profecía de la cautividad antillana / Ante la gente tenebrosa / ¿Hay una belleza como forma absoluta? / Teth, mi serpiente / Indice / Movimiento Independentista Nacional Hostosiano

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