Por Vicky Pelaez (Especial para ARGENPRESS.info)
Entre vencer o morir, la opción es vencer (José F. Rivas, 1814)
El cerco mediático globalizado contra el ALBA y en especial contra Hugo Chávez, es cada vez más agresivo por la mano no tan invisible del Departamento de Estado norteamericano desde la advertencia que hizo Hillary Clinton a Venezuela y Bolivia el 11 de diciembre del 2009. Dijo que «si la gente quiere flirtear con Irán, debería considerar las consecuencias que pueden tener para ellos, esperamos que lo piense dos veces». La propaganda hostil y desinformadora contra Venezuela fue inmediata, cuando una de las revistas más prestigiosas de Estados Unidos, Newsweek anunció «un inevitable golpe militar para derrocar a Chávez y restaurar el orden en momentos en que el Socialismo del Siglo XXI se hunde».
Para fortalecer la opinión de los escribidores, a sueldo de los globalizadores, y dar mayor credibilidad a esta campaña de desinformación, el Director Nacional de Inteligencia de EE.UU., Almirante Dennis Blair clasificó a Venezuela como «líder de la fuerza regional antiestadounidense que permanentemente denuncia el modelo democrático liberal, el capitalismo del mercado, y rechaza las políticas e intereses de EE.UU. en la región». Siguiendo la consigna del dicho al hecho, la CIA y el Departamento de Estado activaron en seguida su instrumento favorito de moda: Twitter y provocar «las revoluciones de colores» sin elegir todavía uno especial para Venezuela. Lo paradójico de la red en Twitter Free Venezuela es que, más del 65 por ciento de sus participantes emiten mensajes desde Estados Unidos, el 25 por ciento de Colombia y solamente un cinco por ciento de Venezuela. Por supuesto que los medios globalizados dicen que «los venezolanos usan Twitter para protestar contra Chávez».
La realidad es completamente distinta. Venezuela no está destruyendo la democracia sino está extendiéndola al pueblo buscando equilibrio prudente entre los intereses del estado, los del mercado y en espacial de los sectores de la población, marginados históricamente por el sistema capitalista. El supuesto antinorteamericanismo de Chávez no existe, si no, éste no hubiera autorizado adjudicar a la petrolera Chevron la explotación del reservorio de petróleo Carabobo 3 en la Faja de Orinoco, por 40 años pagando al Estado sólo el 30 por ciento en regalías, condiciones que la empresa, donde labora una antichavista jurada Condoleezza Rice, aceptó gustosamente.
Tampoco Hugo Chávez «está haciendo destruir la economía venezolana». La actual crisis eléctrica nacional no se debe a «la falta de inversión» sino a la fuerte sequía que vive el país por los efectos del fenómeno de El Niño que azota peor a su empobrecido vecino, Colombia. Sin embargo, para los globalizadores, no hay ninguna crisis en Colombia, aliado incondicional de Estados Unidos, pero si hay una severa en Venezuela debido al «populismo y anticapitalismo de su líder». La oposición interna, a la vez, acusa a Chávez de «producir la sequía». Como de costumbre, la mentira sobrepasa los límites de lo absurdo.
Lo que no ven los detractores de Venezuela es que este país es uno de los pocos menos afectados por la depresión mundial, su sueldo mínimo es el mejor en América Latina, y sus avances en educación, salud, cultura, participación popular constituyen la envidia para la mayoría de sus vecinos. Su pueblo lo sabe y apoya a Hugo Chávez, pese a quien le pese.
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Para fortalecer la opinión de los escribidores, a sueldo de los globalizadores, y dar mayor credibilidad a esta campaña de desinformación, el Director Nacional de Inteligencia de EE.UU., Almirante Dennis Blair clasificó a Venezuela como «líder de la fuerza regional antiestadounidense que permanentemente denuncia el modelo democrático liberal, el capitalismo del mercado, y rechaza las políticas e intereses de EE.UU. en la región». Siguiendo la consigna del dicho al hecho, la CIA y el Departamento de Estado activaron en seguida su instrumento favorito de moda: Twitter y provocar «las revoluciones de colores» sin elegir todavía uno especial para Venezuela. Lo paradójico de la red en Twitter Free Venezuela es que, más del 65 por ciento de sus participantes emiten mensajes desde Estados Unidos, el 25 por ciento de Colombia y solamente un cinco por ciento de Venezuela. Por supuesto que los medios globalizados dicen que «los venezolanos usan Twitter para protestar contra Chávez».
La realidad es completamente distinta. Venezuela no está destruyendo la democracia sino está extendiéndola al pueblo buscando equilibrio prudente entre los intereses del estado, los del mercado y en espacial de los sectores de la población, marginados históricamente por el sistema capitalista. El supuesto antinorteamericanismo de Chávez no existe, si no, éste no hubiera autorizado adjudicar a la petrolera Chevron la explotación del reservorio de petróleo Carabobo 3 en la Faja de Orinoco, por 40 años pagando al Estado sólo el 30 por ciento en regalías, condiciones que la empresa, donde labora una antichavista jurada Condoleezza Rice, aceptó gustosamente.
Tampoco Hugo Chávez «está haciendo destruir la economía venezolana». La actual crisis eléctrica nacional no se debe a «la falta de inversión» sino a la fuerte sequía que vive el país por los efectos del fenómeno de El Niño que azota peor a su empobrecido vecino, Colombia. Sin embargo, para los globalizadores, no hay ninguna crisis en Colombia, aliado incondicional de Estados Unidos, pero si hay una severa en Venezuela debido al «populismo y anticapitalismo de su líder». La oposición interna, a la vez, acusa a Chávez de «producir la sequía». Como de costumbre, la mentira sobrepasa los límites de lo absurdo.
Lo que no ven los detractores de Venezuela es que este país es uno de los pocos menos afectados por la depresión mundial, su sueldo mínimo es el mejor en América Latina, y sus avances en educación, salud, cultura, participación popular constituyen la envidia para la mayoría de sus vecinos. Su pueblo lo sabe y apoya a Hugo Chávez, pese a quien le pese.
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